viernes, 29 de agosto de 2008

Matías, cumbia y cuarteto...

Mientras que los nómades beben y fuman siempre para perder algo...
Mientras que la vida es, básicamente, una opción conservadora...
Mientras que cada día está peor y el maldito está loco y vamos yendo hacia al abismo...


¿Que son 16 millones de años para la eternidad?

Lo último que uno sabe es por dónde empezar...
Cada ciudad tiene su tercer mundo...
Quieran los dioses que se salve la risa...

¿Treinta y siete es fiebre...o treinta y siete es soledad?

Me estaba volviendo loco; pese a que sabía que era viernes y el siglo XXI, me estaba volviendo loco. Ínfimo era el espacio de luz que aun no había sido cubierto por la sombra. El alcohol, mucho tenía que ver en todo. Su presencia en mis días, llevaban un sumario o prontuario colosal, para pensar que era otra cuestión y no el alcohol. El alcohol me estaba violando. “Joven de veintisiete años violado y asesinado por su bebida favorita: el wiscky”. Fantaseé con es titular y estuvo bueno; eso me recordó nuevamente que aún no se había abierto el gripo del infierno. Esa pizca de humor, hizo que sobrevolara sobre mi cabeza una luz caliente del sur.
La puerta de casa estaba con llaves, lo comprobé al oír el sonido de las de mi vieja al abrirla. Fui al encuentro para saludarnos. Mi vieja murmuro algo así como; “parece que la noche fue larga”. No contesté, pero si devolví un sonrisa gentil y delicada. “Puede que esos gestos no tengan conexión con mi estado de ánimo, pero en mi casa ya no quiero ser un león”. Me repetí en silencio mientras me encontré con la frustración de mi cara en el espejo.

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