Llevaba como tres horas sobre esa ruta seca bajo el sol calcinador, pensando en nuestra despedida, ardiendo; “espero que la estés pasando muy bien agrandando nuestra distancia”, murmuré para un camino vacío, con un alrededor de piedras quietas, tierras largas, nubes cerebrales de silencio. Todo lo que estaba aguantando, todo este fuego que estaba tragando para no volver, para poder escaparme, para seguir y no pensar, con los ojos rojos, la lengua seca, sin pensamiento, en la eterna respiración profunda de relajar y contraer los músculos… Todo lo que estaba aguantando… Tantas veces imaginado, tantas noches de uva y soledad, garabateando esa libreta, ensuciando mis sentidos, tragando lágrimas, escondido. “Tantas veces y ahora, sufrir tiene otro calor para mi almita, para mi olvido”, escribí… pensando en que lo ultimo que haría sería subirme a ese camión que traía una calcomanía de MENEM 2007. La noche me encontró en la misma soledad, y ahí, busqué un buen lugar en el suelo para mi cuerpo. “No se donde estoy, si es Marte o Uruguay, si sigo o me quedo, aunque lo más importante es que la tierra me mueve aunque yo no tenga fuerzas”, anoté en la libreta roja que me estaba acompañando en este viaje, bajo un manto de estrellas muertas que son del pasado, bajo tu recuerdo en aquel amanecer frente al mar, los dos descalzos, borrachos, y por siempre amores. Me preparé unas masitas con pate, era lo que me quedaba hasta la próxima morada. Terminé las dos latitas y el paquete de macitas y fui racionalizando los tres cuartos de petaca que me quedaban, sintiendo el peso de los parpados, sintiendo el cansancio ganándole a mi mente bajo toneladas de cielo.
Sigo mi camino… soplando brazas… bajo tu estrella…
viernes, 15 de agosto de 2008
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