lunes, 3 de noviembre de 2008

Duna 89

“No soy infantil, pienso diferente”; murmuré con cierto aire de excusa o, por ahí, sin quererlo ya la estaba echando de menos. Por que por primera vez supe que nada de lo que había en este mundo era mió. Se me nublo la vista, se me nublo la razón y sentí, que lo que me estaba abrazando, era peor que cualquier deseo asesinado por la risa maldita. “Sos un hijo de putas, mal actor”; dolido blasfemé. Injurié todos los dioses, e insulté al camión de la basura que cruzó frente a mí y, casi me mató. (Si está escena llegara al cine. Me gustaría mucho que sea filmada desde el camión, para ver el cagazo que me pegué)

Con los ojos cerrados, doy vueltas y vueltas en la cama. Enciendo el velador para iluminar, y ver donde esta esa sombra que respira, y no hay nada. ¡Sigo pensando lo mismo!...Aunque prenda y apague el velador cerca de cien veces, no deja de darme vueltas y vueltas nuestra despedida.

-Bueno, nos vemos…Dijiste.
-¿Cómo?...me salio como un augurio, desatándose la confusión en mi interior.
-¡Digo, nos vemos!...y es una forma de decir.

Repito. ¡Sigo pensando lo mismo, aunque ya no quiero!
Oigo voces más allá de mi ventana, es la ciudad, es la vida en otra parte.
Yo, me muevo en está cama quieta, siento los manotazos de náufragos, intentando aferrarse a la noche.

“Fastidiar la estupidez”, eso dije…

Te extraño

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