martes, 2 de junio de 2009

Caminata lunar por el centro

El y yo teníamos algo que recién comenzaba. Luego él me llamó. En ese momento yo estaba muy conmocionada. Estaba alterada, en el mejor sentido. Vivía y respiraba en una de las lunas de Júpiter. Luego me llamó. El recuerdo es tan claro que me veo de pie en la habitación.
Antes vivía con el teléfono en la mano.

Para eso estamos aquí. Para contarnos cosas.

¿Por qué no decírselo a Don Delillo?

cristales rotos

En esta soledad de ruidos…
Sos el primer pensamiento de cada mañana.
El adentro intenta residir en el afuera…
Estoy tan desentendido de mí, que me desconozco amor.

Nuestros corazones se desangran inmóviles…
Nos hemos vuelto tan obedientes.

Recuerdo las soleadas tardes de otoño…
Cuando juntos reíamos caminando por el barrio.
Cantando eso de que este era el momento…
El momento para ser un poco alocados amor.

Nuestros corazones se desangran inmóviles…
Nos hemos vuelto tan obedientes.

Muchos me conocen por mis vicios…
Otros por mis malos diciembres en matemáticas.
El presente me encuentra desprolijo…
Con exceso de peso, chiflado y mal enamorado.

Nuestros corazones se desangran inmóviles…
Nos hemos vuelto tan obedientes.